Cuatro millones de estadounidenses padecen glaucoma, una enfermedad ocular incurable que degrada lentamente la visión periférica y, finalmente, conduce a la ceguera.
El nuevo tratamiento podría detener esta degradación y posiblemente salvar la visión de las personas antes de que sea demasiado tarde.
Raquel Lieberman, profesora de la Facultad de Química y Bioquímica y del Instituto Parker H. Petit de Bioingeniería y Biociencia de Georgia Tech, y su equipo de laboratorio han descubierto dos nuevos anticuerpos que prometen tratar el glaucoma.
Los anticuerpos pueden descomponer la proteína miocilina, que, cuando no funciona correctamente, puede causar glaucoma.
La miocilina es sólo una de los cientos de miles de proteínas que forman el cuerpo humano. En el ojo, un equilibrio especialmente delicado de proteínas y líquidos permite la visión. El humor acuoso, un líquido transparente, baña el cristalino que ayuda a enfocar la luz en la retina. En un ojo sano, el líquido drena regularmente, pero si algo impide que el líquido circule, aumenta la presión.
«Tu globo ocular es como una pelota de baloncesto», explica Lieberman. «Si quieres que funcione de manera óptima, hay que presurizarlo».
El equipo de Lieberman ha descubierto que si la miocilina muta, se acumula e impide que el humor acuoso drene, lo que aumenta la presión ocular. Si no se trata, se producirá glaucoma y, eventualmente, ceguera.
El laboratorio de Lieberman caracterizó dos nuevos anticuerpos que, cada uno de ellos, a su manera, pueden destruir la miocilina. Uno se une de una manera que no impide que la miocilina se aglutine; el otro evita que la proteína se agregue. Ambos descomponen eficazmente la miocilina para que ya no bloquee el flujo del humor acuoso.
Fuente: Futurity | Georgia Tech
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