Al igual que la luz de advertencia de bajo nivel de líquido en un coche, un nuevo sensor portátil conectado a una aplicación para smartphones está configurado para alertar a las personas cuando sus niveles de hidratación son peligrosamente bajos. El dispositivo podría ser de gran ayuda para atletas, personal de emergencias y muchos otros.
Aunque las recomendaciones sobre la cantidad de agua necesaria parecen ser tan variables como las mareas, todos los profesionales médicos coinciden en los signos de deshidratación. Cuando alguien está ligeramente deshidratado, experimenta sed intensa, mareos y fatiga. Si no ingiere líquidos, pueden presentarse síntomas más graves, como taquicardia, hipotensión, confusión, delirio y, en los casos más graves, shock.
Uno de los síntomas menos visibles de la deshidratación es que los tejidos corporales se vuelven peores conductores de la electricidad. Esto se debe a que el agua conduce bien la electricidad, por lo que, al haber menos agua en nuestros tejidos, estos se vuelven resistentes a la corriente. Esto se conoce como bioimpedancia.
Para aprovechar esta característica, investigadores de la Universidad de Texas en Austin desarrollaron un sensor portátil alimentado por batería que se fija al bíceps, envía una corriente indetectable a través del tejido y mide la resistencia resultante. Los datos del dispositivo se envían continuamente de forma inalámbrica a un teléfono inteligente para el seguimiento de la hidratación en tiempo real.
Al probar el dispositivo, los investigadores indujeron la deshidratación en voluntarios mediante el uso de un diurético. Tras lograr la deshidratación, el equipo tomó muestras de orina y comparó los marcadores químicos de la afección con las mediciones producidas por el sensor, encontrando una fuerte correlación entre ambos.
«Nuestros experimentos demostraron que la bioimpedancia del brazo no solo es sensible a los cambios en la hidratación, sino que también se alinea estrechamente con las mediciones de hidratación de todo el cuerpo», afirmó Matija Jankovic, coautora del estudio que detalla el trabajo en la revista PNAS. «Esto significa que el sensor puede ser un indicador fiable para el seguimiento de los niveles de hidratación, incluso durante actividades cotidianas como caminar, trabajar o hacer ejercicio».
Fuente: New Atlas | Michael Franco
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