Un robot completamente blando y sin componentes electrónicos con forma de libélula puede deslizarse por el agua y reaccionar a las condiciones ambientales como el pH, la temperatura o la presencia de aceite.

La demostración de prueba podría ser el precursor de centinelas ambientales más avanzados, autónomos y de largo alcance para monitorear una amplia gama de posibles signos de problemas.

El robot blando se describe en la revista Advanced Intelligent Systems como parte de una tendencia creciente en la industria debido a su versatilidad. Las piezas blandas pueden manipular objetos delicados, como tejidos biológicos, que podrían dañar los componentes metálicos o cerámicos. Los cuerpos blandos pueden ayudar a los robots a flotar o meterse en espacios reducidos donde los marcos rígidos se atascan.

Fuente: Ken Kingery-Duke | Futurity

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