La semana pasada, busqué en Internet un perro robótico. Quería un regalo de cumpleaños tardío para mi tía, a quien recientemente le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer. Los estudios sugieren que tener un animal de compañía puede evitar parte de la soledad, la ansiedad y la agitación que acompañan al Alzheimer. A mi tía le encantaría tener un perro de verdad, pero no puede tener uno.
Así descubrí el Golden Pup de Joy for All. Ladea la cabeza. Luce un alegre pañuelo rojo. Ladra cuando hablas. Se mueve cuando lo tocas. Tiene un latido realista. Y es sólo uno de los muchos robots diseñados para personas con Alzheimer y demencia.
En lo que respecta a los robots, Golden Pup es decididamente de baja tecnología. Se vende por $140. Por unos 6.000 dólares puedes optar por Paro, una cría de foca robótica y esponjosa desarrollada en Japón, que puede sentir el tacto, la luz, el sonido, la temperatura y la postura. Su fabricante dice que desarrolla su propio carácter, recordando comportamientos que llevaron a su dueño a prestarle atención.
Golden Pup y Paro ya están disponibles. Pero los investigadores están trabajando en robots mucho más sofisticados para personas con trastornos cognitivos: dispositivos que aprovechan la IA para conversar y jugar. Investigadores de la Universidad de Indiana en Bloomington están modificando un sistema robótico disponible comercialmente llamado QT para atender a personas con demencia y Alzheimer. El robot de dos pies de altura de los investigadores se parece un poco a un niño pequeño con un traje de astronauta. Su cabeza redonda y blanca sostiene una pantalla que muestra dos cejas, dos ojos y una boca que juntos forman una variedad de expresiones. El robot entabla una conversación con las personas y les hace preguntas generadas por IA para que sigan hablando.
Fuente: MIT Technology Review
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